Éxodo francés por la A-52

El domingo 1 de agosto me encontraba circulando por la A-52 a media tarde sentido Galicia en sus primeros rectos y monótonos kilómetos cuando me percaté de una cosa. Mi velocidad de marcador era un poco superior a lo legal, sobre 130 y muy puntualmente 140 km/h. Aún así pocos eran los coches que pasaban por mi derecha y sí muchos los que lo hacían por mi izquierda, vamos, que me adelantaba to cristo.

Nada interesante hasta el momento, iba escuchando un debate sobre ovnis en la radio, mi acompañante dormía plácidamente por la ausencia de curvas y un BMW serie 5 gris plata me pasaba a una velocidad considerablemente alta pero si llegar a ser de escándalo. Por el tipo de matrícula y sin llegar a ver el distintivo azul de la izquierda me pareció francés. No había reparado en los coches que me estaban adelantando hasta ese momento. Puedo decir sin miedo a equivocarme que quizá 8 de cada 10 coches que me adelantaban eran franceses, fundamentalmente monovolúmenes, familiares y coches de alta gama (como el citado). Pocos coches normales, por decirlo de alguna forma. Supongo que los dos primeros son los más adecuados para los viajes largos dada su facilidad para cargar equipaje.

No se me ocurren grandes explicaciones para tal éxodo francés hacia tierras gallegas. La más lógica quizá sea que se trata de inmigrantes gallegos o del norte de Portugal que vuelven a sus tierras natales a pasar el mes de vacaciones por excelencia, AGOSTO.

Las fechas coinciden a la perfección. Dada la distancia hasta el país galo lo más seguro es que sea gente que ha salido el viernes o sábado y que estará llegando a su destino sobre domingo a la tarde.

Pues bien, la anécdota es que en la misma A-52 al poco de pasar Orense me fijé que en el arcén estaba parado un BMW serie 5 gris plata matrícula francesa con la compañía de los amigos de la DGT. Es probable que yo llegase antes a las costas gallegas con un coche que podría ser el bisabuelo del susodicho bemeta. A veces no es más rápido el que más corre.